jueves, 6 de agosto de 2009

"Estamos mal, pero vamos bien": una amenaza para el marketing en Venezuela




VENEZUELA, TAMBIÉN ES UN PRODUCTO


Por Igor Navarro


La tierra del estamos mal, pero vamos bien. Ésa es Venezuela, nuestro país. Donde la planificación es casi nula y la improvisación cada vez gana más terreno. Una nación en la cual la materia prima abunda, pero la concepción de producto es rupestre. En términos de Marketing pudiere catalogarse como un inciso mal concebido: un plan estrategico sin argumentos racionales y coherentes. Si bien es cierto que el pasajero se saca por la maleta y por su presencia, también lo es que un país se vende por su gente y sus bondades. En síntesis, la materia prima no es sólo el hidrocarburo y la miss, también lo es el grado de identidad que resguarde ese individuo de a pie que transita diariamente por las calles de lo que alguna vez fue la Tierra de Gracia o la Pequeña Venezia.

Para dar cuerpo a lo escrito en el primer párrafo, basta con mirar con detenimiento la situación actual de algunas naciones que, pese a la mala imagen que sostenían en los públicos externos, han planteado casos interesantes en cuanto a una mejor proyección de manera paulatina. Llama la atención cómo el I Love NY dejó de ser una frase anglo y ha pasado a ser un legado para muchas ciudades. Sidney, Ciudad de Panamá, Londres y otras urbes son ejemplo de ello. Pero, lejos del enfoque de ciudades, se observan ejemplos más ambiciosos: los de naciones. Colombia es Pasión, la marca, es un item que merece especial renombre. Pues en ella se refleja cómo un país no es más que un producto que se posiciona ante un mercado para cubrir necesidades internas, pero también para satisfacer las carencias que otros rincones del mundo tienen como oportunidades valiosas para su desarrollo y, más aún, para su expansión.

Como es lógico una marca tiene denominaciones jurídicas, un concepto gráfico, una estrategia para invadir el mercado y planes constantes para mantener el posicionamiento. Es grato apreciar que los vecinos han obtenido resultados tan favorables en apenas pocos años de gestión. Y es que cuando se entra en crisis, el mejor plan que puede efectuarse no es la queja, es la búsqueda ardua por volver a conceder una ponderación mayor a nuestras cualidades, y hacer de los defectos un valor de repercusión leve. Quien camine por Bogotá, entonces, podrá toparse con un corazón gigante con una frase que dice: Colombia es Pasión. No obstante, la relevancia de esta marca no se hace tan tangible en su muestra gráfica, sino en la identidad que sienten sus representantes y trabajadores: los habitantes. No valdría de mucho la imagen de Shakira, de Juanes y del Gabo por sí sola. Sin menospreciar su excelente trayectoria, claro está. Pero se percibe, un estudio de mercado complejo en aquel país. Algo que comenzó como un simple ícono, terminó transformándose en una estrategia de mercado y en un fomento bárbaro a la identidad de los trabajadores con el producto que se vende.

Pasando a lo micro, municipios como Chacao han sido menos creativos en su marca. Hablo, en su gestión actual. Si pasea por esta zona de la capital venezolana podría mirar con detenimiento algunos postes y concluir, en los pendones colgantes, que su marca municipio no es más que una vil copia del caso New York. Yo amo a Chacao, titulan. Es triste observar que un sector tan privilegiado de la sociedad caraqueña y con un talento humano nada menospreciable, pueda quedar como un ente inerte a la hora de producir conceptos. Concluyo, las fallas de muchas empresas e instituciones venezolanas, más allá de los problemas inherentes a la crisis, se derivan del hecho de no saber vender sus productos, en el no crear identidad en sus empleados, en el bendito estamos mal, pero vamos bien que tanto daño nos hace pues nos ata al peor error en la Gerencia Estratégica de Marketing: la improvisación permanente.

Mucho hay que aprender de nuestros vecinos. Es entendible que esta tierra cuenta con una importante ventaja: los hidrocarburos. Pero, a pesar de la relevancia mundial que este hecho nos da, es triste que factores tan importantes para vender un país como la educación de sus ciudadanos, la preservación del ambiente y la unión en un concepto sólido que genere identidad, se encuentren en declive. Venezuela de verdad! nace como una marca excluyente, destinada a vender un proyecto político e ideológico y no ha generar consenso. Esa inestabilidad sólo produce dudas en los mercados internacionales no aliados con la doctrina del gobierno actual; que son, al fin y al cabo, los inversionistas más sólidos con los cuales se pudiera afianzar nuestro desarrollo: los denominados capitalistas.

No se trata de una crítica política, es más bien un llamado a la reflexión. Venezuela es algo más que pobreza y deterioro. Va más allá de la salsa y de frases escatológicas. Es un país que en esta década comienza a entender el término discriminación. Un paraíso terrenal, una tierra de mujeres exóticas, la cuna de los músicos que revivieron la música de cámara cuando estaba en su peor momento y de genios que crean el mejor bisturí del mundo, vacunas contra enfermedades tan patéticas como la Lepra y un combustible (Orimulsión) que haga útil el petróleo de alta densidad por el cual ya casi nadie apostaba. Tantos son los adjetivos positivos que olvido mencionar, que me parece triste que una marca país tan poco convincente ante los ojos del extranjero, conceda espacios a los noticiarios para vender asesinatos, aliados oscuros y la peor enfermedad de la cual puede sufrir el hombre: la mediocridad.

Se concluye que no basta con que una marca tenga todos los elementos a su disposición. Hay que saberlos vender. Si de algo me siento orgulloso al obtener conocimientos con relación al Marketing, es de ampliar mi visión crítica. Por ello, ante la disminución evidente del turismo, el incremento de la crisis, un lenguaje soez y la pérdida del respeto a los Derechos Humanos, puede decirse con propiedad que estoy trabajando para una empresa (Venezuela, C.A) con la cual no me siento identificado, pero en la que, tengo fe, algún día podamos oír la segunda frase del dicho con el cual comienza este artículo ..."vamos bien". Por eso, me opongo a establecer mi renuncia y a emitir quejas. Sólo pretendo aportar mi grano de arena a una nueva marca país que vislumbro en estas tierras "Venezuela, tan amplia como la libertad. Tan genuina como el éxito"